De la Industria 3.0 a la 4.0

Desde la aparición de la industria 3.0, los sistemas MES (Manufacturing Execution System) están presentes en nuestras fábricas, facilitando los procesos productivos y posibilitando la comunicación entre los sistemas de automatización y los sistemas corporativos.
Sus funcionalidades, orientadas a dirigir y monitorizar los procesos de producción en la planta, han pasado por momentos de gloria y momentos de declive. Han superado, por ejemplo, los empujones de los sistemas de automatización y corporativos (ERP), que han intentando suplantar su función, pero han conseguido mantener el puesto gracias a la capacidad de gestión en tiempo real y usabilidad, entre otras características.

Con la llegada de la industria 4.0, basada en la hiperconectividad, los sistemas MES vuelven a ser protagonistas. Hay quien pueda pensar que, una vez más, su papel está en entredicho: Internet de las cosas (IoT) no requiere de intermediarios para comunicarse. Pero nada más lejos de la realidad: la falta de información es mala, pero el exceso todavía puede ser peor.

Una de las funciones clave de los sistemas MES a lo largo de su evolución ha sido la capacidad de convertir datos crudos (Raw Data) en indicadores clave (KPI) para la toma de decisiones. En la industria 4.0, esta función se va a convertir en una necesidad crucial para evitar que los “árboles no nos dejen ver el bosque”. Pero ello no quiere decir que las cosas deban seguir haciéndose como hasta ahora. La hiperconectividad trae consigo, irremediablemente, nuevos cambios.

Cambio del modelo de negocio

La industria 4.0 va a generar un volumen de información muy superior al actual, cuya transmisión será a grandes velocidades, tanto a nivel interno como externo. Esta particularidad va a requerir de un creciente intercambio de información entre sistemas de diferentes fabricantes y sólo va a ser posible si llevamos a cabo un proceso de estandarización y apertura de código. Miremos a nuestro alrededor y aprendamos de gigantes como Google, Facebook, Twitter y otros muchos. Ellos han conseguido un gran volumen de intercambio de información a costa de abrir sus sistemas y estandarizar los accesos mediante APIs.

Esta situación nos abocará, sin duda, a un cambio en el modelo de negocio. Si tradicionalmente, los sistemas MES han estado basados en programas propietarios de código cerrado, característica que utilizaban muchas empresas para basar su competitividad, la realidad ahora es muy distinta. En condiciones de software abierto y comunicaciones estándares, la competitividad deberá basarse en el servicio en lugar de en el desarrollo del software, pues el conocimiento, cada vez más, es patrimonio de la humanidad y no de unos pocos.

La industria 4.0 abre nuevas posibilidades de interconexión con proveedores y operadores logísticos, pero también reabre una vieja discusión: la seguridad.
Tradicionalmente, la fábrica ha sido reacia a abrirse al exterior. La conectividad entre fábrica y sus proveedores no es algo nuevo. Muchas de las cuestiones que se plantean en la industria 4.0 podrían haberse llevado a cabo desde hace años: almacenes conectados a proveedores logísticos, sistemas de autodiagnosis de máquinas conectados al fabricante para mantenimientos remotos, etc. El por qué no se ha llevado a término ha sido, básicamente, por el miedo a ser vulnerable desde el exterior. Este va a ser un gran caballo de batalla, que ya salta a la vista desde hace tiempo en las soluciones en la nube y las redes sociales: las noticias de vulnerabilidades y ciberataques a grandes firmas, ponen de manifiesto la necesidad de seguir trabajando en el fortalecimiento de la seguridad.

La industria 4.0 puede suponer una gran revolución o no. Todo depende de nuestra actitud como industriales, pero lo que sí es seguro es que los sistemas MES van a estar muy presentes, dirigiendo y monitorizando los procesos de producción en la planta.

Este artículo aparece primero en el número 23 de la revista Secartys News.